lugares

Hace pocos días, en uno de esos cursos denominados de inmersión temática, hicieron como calentamiento una dinámica de presentaciones. Se trataba de citar una película y un lugar de preferencia para cada uno de los asistentes.
Muchos comentaron lugares exóticos que habían visitado o querían visitar. Algunos se apoyaron en gran ciudades donde habían estado a gusto y uno habló de su pueblo como territorio único.
Estaba clara la confusión cada vez más frecuente entre lugar y destino. El destino tiene que ver con el viaje, con la ofetrta turística, con el ir y venir. Con la incapacidad para estarse quieto. El lugar requiere elección , descubrimiento, lealtad y silencio. Hay personas que tienen una agenda enorme de destinos y carecen de lugar. Un hombre sin lugar, por otra parte, resulta con frecuencia un bulto sospechoso.
El editor tiene dos lugares , Cuenca y Mojacar. Vuelvo a ellos con la seguridad de quién llega a puerto. Aún más, Cuenca y Mojacar guardan una relación íntima que encontré una vez en los libros.
Ahora mismo en Sierra Cabrera, en el Cortijo Grande , en un pequeño huerto de naranjos y limoneros la primavera despierta como una promesa cumplida durante siglos. Huele a azahar, la luz es complice, las voces, susurros, la temperatura , una caricia temprana. Uno puede sentarse allí y ver pasar el mundo.
Un lugar, ya les digo.

Comentarios

  1. Es cierto. Antes muchas familias iban todos los veranos al mismo sitio y se acababan incluso comprando una casita. Ahora sale mejor hacerse ada verano un viaje relámpago por un país lejano del que al final solo recuerdas cuatro cosas por las fotos.

    Está muy presente el afán por viajar, por moverse, donde sea y como sea, sin rumbo, al destino de oferta ese año en El Corte Inglés. Ya no se disfruta de los lugares.

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