Antes de seguir con la lectura repaso mis notas sobre la novela Heimito Von Doderer:
El señor Jefe de Sección G-ff ha recibido una sustanciosa suma hereditaria y con ello ha podido dejar su todavía prometedora carrera administrativa, y dedicarse a un trabajo, entre científico y litetario, que consiste en la redacción de un informe de situación elaborado a partir de las aportaciones de un un curioso grupo de gentes que le traen noticias de primera mano de sus vidas y de las de los otros. Corre el año de 1927 en Viena. Según sus propias palabras:
» Es un hecho que no habría más que tirar de un hilo cualquiera de la vida para que éste la recorriera por completo y en su recorrido fuera abriéndola y dilatándola hasta que los demás también se hicieran visibles, desprendiénose unos de otros; pues en un mínimo recorte de cualquier vida esta contenido su conjunto, hasta se podría decir que está inserto en cada instante en particular».
Amo las novelas río. Están en el origen mismo de mi vida de lector. Todo el mundo sabe que mi biblioteca se ha ido construyendo con la edad y guardo fotos de cuando tenía un solo cuerpo y luego dos, y así hasta ahora. En estos meses recoloco y al hacerlo me recoloco yo mismo. He abierto una estantería para las novelas río y ahora estan juntos Gironella, Martín du Gard, Zola y Anthony Powell, por ejemplo. Von Doderer se suma porqué es el mejor. Es una suerte no haberlo leído lo mejor hasta que cae en tus manos. Ea.
Una vez un hombre me envió una novela río sobre la guerra civil en la pequeña ciudad. La abrí como si fuera un tesoro y resultó que era mala. Un pena, pero puede suceder.
No es el caso, ya les digo.