pequeñas

Vivo en una parcela pequeña que tienen de todo, como las barbies; pista de tenis, piscina, niños, mamás y ambiente familiar. Como podrán imaginar, la frecuento poco. No puedo sustraerme, sin embargo, a la observación, tendencia inevitable a imaginar otras vidas, otros mundos cercanos que pueden pasar por inexistentes.

Desde hace años , bastantes años, veo a un hombre mayor que recorre la parcela desde primeras horas de la mañana sin rumbo fijo. No habla con nadie, y pocos le hablan a el mismo. Para un rato en una esquina, parece interesarse por los jugadores, mira en el jardín, va y viene como los grandes animales de los zoologicos dentro de sus jaulas. Parece ir envejeciendo por momentos, y ahora mismo tendrá como diez o quince años mas de los reales. Le deben echar de casa de sus hijos pronto y da en eso como podría dar en otra cosa para librar su inútil batalla contra el tiempo. Ya esta dicho:

» Las habitaciones pequeñas hacen las cabezas pequeñas».

El editor, a veces, pasa por estos momentos entre los libros. Va y viene por autores comunes, por historias comunes, diciendo que no, tentando de abandonar, sin encontrar el sitio.. El hombre de la parcela parece avisarme de un peligro que conozco. Siempre he pensado que esos peligros son los peores.

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