» Por aquellos días salió un decreto de César Augusto para que se empadronase todo el mundo. Todos iban a empadronarse , cada uno a su lugar. También José, por ser descendiente de David, fue desde la ciudad de Nazaret de Galilea a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, para empadronarse con María, su mujer, que estaba encinta».
Lucas , el envagelista médico, autor de este relato fue, además, el único que habló de la infancia de Jesús:
» Jesús crecía en sabiduria, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres «, pocos espectáculos como ver crecer mientras llueve por fuera de la ventanas.
Aquí, sin embargo, Lucas no habla del crecimiento si no del linaje. Dios tenía linaje. Pudo haber decidido no tenerlo pero entendió que el hecho fundacional de cualquier hombre es su linaje. Una bóveda que forman los que ya han sido y que nos da cobijo frente a las inclemencias. Bisabuelos, abuelos, padres e hijos, consanguíneos o de afinidad, que soportan lo que somos, que nos enseñan a andar, a sujetarnos, a salir corrieno en busca de la vida. » Salió sin saber dónde iba «, pocos microrelatos sobre la fé y la confianza como el que contiene esta vieja frase, también bíblica.
Por eso nada más sucio , más tragico, más contranatura, que los envíos genéticos que portan la muerte y la desesperanza. Entonces » todo se empoza, como charco de culpa, en la mirada», dijo una vez César Vallejo. Nada más ruín que delatar la cansada mirada del otro. Del que no ha tenido más remedio que abandonar la mirada del niño y ver.
Estos son días de celebración y de linaje. En buena medida yo creo que se celebra la pertenecia a un linaje; el de los hombres. Una extraña fraternidad pisoteada y vejada con la crueldad de los conversos.
Cuanta más endogamia, menos linaje.
¡Qué curioso!, desde Nazaret hasta Belén,en la mitad del camino, hay un limonero.
Khalil Gibran dijo"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes".
Lo que antes era linaje hoy lo llaman genética, un concepto más científico pero que pierde fuerza. No podemos negar de donde venimos. Buena Navidad mi querido editor