Amo profundamente las historias. He aprendido a amarlas por encima de las anécdotas que tanto me han ayudado a comprender el mundo durante los veranos de lecturas cervantinas. Me llega una muy hermosa escondida entre las páginas de una novela sobre el Estambul de entreguerras . Es esta :
Un hombre rigurosamente vestido de militar deambula por las calles de la gran ciudad. Su prestancia y sus condecoraciones hacen pensar en un general extranjero recién salido del hotel para callejear un rato. De pronto se para y comienza a dar órdenes en un alemán castrense: ! apunten ! ! fuego !. Los transeuntes asisten conmovidos a la locura del personaje. Un samaritano se acerca y le pregunta dulcemente por su actitud y por su orígen. El hombre admite estar completamente perdido y no saber como volver a su casa. El destino le ha dejado varado en aquella ciudad que no es la suya. Así da comienzo una amistad de años en la que el enajenado va ganado terreno a la extrañeza y confiándose en aquella familia que le ha sentado a su mesa. En ocasiones habla de una granja en Polonia, del olor a tierra mojada después de una lluvía generosa.
Tiempo más tarde, con la ciudad tomada , los soldados exigen constatemente la documentación por las calles. Toque de queda durante la noche. Las gentes están obligadas a identificarse de continuo.
Nuestro hombre, cuando los soldados abordan su persona, saca del bolsillo un viejo dibujo a lápiz hecho por él mismo donde está representada la granja. Torpemente, asustado , entrega el dibujo a los soldados y estos, divertidos, se los devuelven dejando paso el franco.
Quién no tiene un lugar vive definitivamemente a la intemperie. Más que un nombre , un apellido o una familia , el hombre necesita de un lugar desde donde encontrarse en medio de la gran tormenta en la que convirtiéndose la vida poco a poco. Un lugar que es suyo desde la infancia generalmente. Un lugar transformado en un color , un olor. Sobre todo un olor profundo que a veces nos llega desde el otro lado. Del otro lado del espejo , para entendernos.
Los hombres que carecen de un lugar desde donde mirar con confianza son un peligro. Gentes sin pasado obligados a construirse un presente cueste lo que cueste . Caiga quién caiga.
"Esperando con esperanza el futuro paso los días pensando;si esperando yo esperaba lo que ahora estoy vivendo, y desde aquí va pasando" * * * * * * * * * * *
María * * * * * * * * * * * * * *
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