Mi amigo tarta ( Guille si recuerdan ) sigue su especial aventura en el territorio lenguaje, acercándose ya a la barrera de los tres años. El otro día montado en su moto de pedales que le acompaña a todos los sitios que conoce le dijo a su madre, señalando el paisaje que le rodeaba.
! Pampo !
Mamá , pampo: fores, piedras, arbors y Homer ( su perro ). Pampo, inisistió seguro.
Ha sido su primera incursión en la literatura. Una descripción totalmente personal, firme. Un listado propio de Robinson Crussoe cuando tuvo que recontar los restos del naufragio. Un ejercicio que el editor hace ahora mismo, como lo hiciera antes el noble protagonista del Gatopardo a las puertas de su muerte. Guille ha entrado en la literatura, en abril, como Plá cuando contaba los aguaceros y la luz nueva del equinocio. Luz no usada, que aventuró Martín Garzo.
Más que un niño, Guille parece el niño que todos llevamos puesto para nombrar por primera vez el mundo como dice una autora madrileña que me ha mandado una novela que, desde luego, no me merezco. Una novela estupenda. El próximo día les cuento.
Entre libros, acequias, palmeras, olas revoltosas, luna en menguante y mucha, mucha luz vamos pasando el tiempo.