Me llama mi prima Cristina, desde la huerta de su compañero, José para decirmme que está en el paraiso y que le he venido a la memoria como anillo al dedo.
Las primeras horas de estas mañanas de junio, hasta más allá de San Juan, nos traen la brisa del día, la luz fuerza que veía Soroya, la intimidad profunda de las cosas, el rumor del tiempo; la vida. Los hortelanos lo saben y de ahí que sea tan importante tener un cacho de huerta. aprender a colarse en ellas por los rincones secretos que tienen las ciudades.
En la actualidad de los periódicos no hay referencia alguna a este tipo de cosas, y los autores de novela negra bastante tienen con su muertos y con las listas de ventas. En la medida en que uno les va abandonando ( a los periódicos, a los autores, a la actualidad o simplemente a las personas ) más veces viene a la cabeza aquella cita inglesa:
» cuanto más sola me voy quedando , más me respeto a mi misma «.
Las primeras horas de junio nos devuelven el respeto y la esperanza. La felicidad de las cosas pequeñas.
» Todo está empezando a brotar, dice mi prima en su mensaje. Es una preciosidad. El rocío en las hojas…Estoy deseando que vengas. Un beso enorme.»
Junio. Amanece en Mojácar. Los pesqueros de Garrucha atraviesan la línea del sol para ir a faenar por los escondites de la costa. Como Pessoa el editor cominza a tener nostalgia del futuro.
Qué campestre está usted, señor editor.
El editor me tiene preocupada,hace dias que no se asoma por el blog.Animese señor editor y sepa que hay personas que le quieren y le echan de menos.
Garufa:A mi no me engañas, !estás en Turre, cabrón¡(indiscreción manifiesta).Pasé hace dos semanas.
me acabo de enganchar a éste tu blog casi por casualidad.
Tu amigo