Obdulio Varela – el negro jefe, el negro Varela- es, sin duda, el personaje literario mas importante de la historia del fútbol, del que han dejado constancia muchos pero nadie mejor que Oswaldo Soriano en su relato » El reposo del centrojás».
El negro Varela fue capitán del Uruguay que ganó a Brasil en Maracaná en 1950 la final del campeonato del mundo y que se pasó la noche bebiendo caña y pidiendo perdón a los aficionados brasileiros por el daño que les había hecho. Fue un hombre de una pieza que siempre jugó para los pobres y a quién se le ofrecía doble prima que al resto y el la igualaba, claro.
Durante estos días me ha asaltado la similitud de Sena con Varela, máxime cuando he leído que en el día de descanso de la selección Sena se fue a comer con un amigo de la infancia que jugaba en un equipo de la tercera divisón austriaca. Un tipo.
Sin embargo, lo mas literario del torneo han sido los arrumacos de los príncipes y el beso de la reina al rey en la final quitando gente del medio para poder abrazarse con el que ha sido su hombre durante tantos años difíciles y gratificantes. Somos maduros para ganar y somos maduros para enseñar nuestras emociones. Parece que hemos dado carpetazo a una adolecencia demasiado prolongada, demasiado cargada de culpas y veladas envidias. Somos adultos que es lo que alguién debe ser en cuanto tenga que relacionarse con alguién mas que con él mismo. Estamos mas cerca del negro Varela. El negro jefe. Bien mirado tambien Luis Aragonés puede arrogarse el parecido.
¿ Donde se tomaría la última copa, solo y a gusto, el viejo míster ? ¿ Donde se la hubiera tomado Obdulio, llegado el caso?
Enhorabuena a todos.