He oído contar en alguna ocasión que en la muerte de Camarón, Tomatito , que le asistía a la guitarra, iba dabdo tumbos por el cementerio repitiendo la frase que había logrado encontrar para expresar tanto dolor:
¿ Y ahora para quién toco yo ? , decía.
El tiempo, el desamor, la devastación del paso del tiempo, nos deja basicamente sin interlocutores. Nos va robando los otros, nuestro asidero. El hombre alcanzado por el tiempo, mas que cualquier otra cosa, es un hombre solo.
Solamente el amor es capaz de devolvernos al interlocutor perdido. Alguién capaz de descifrar nuestros más íntimos aullidos. El amor devuelve al hombre a su categoría de hermano.
Después del paso del amor uno debiera clausurar su cama para siempre e irse a dormir en el sillón hasta que termine todo.
Si alguién quiere sentir el amor en la piel frágil de los brazos debe escuchar a Dulce Pontes. » Extraña forma de Vida » o «Lagrima «. Quizás por ese orden:
Desespero/ Dentro de mi / dentro de mi el castigo / ya no te quiero / yo digo que no te quiero / y de noche / de noche sueño contigo.
Esta mañana he vuelto a oír el mítico concierto de Pontes en Lisboa hace ya algunos años. Que menos.
¡Qué grande!
Nunca he contestado un solo comentario en este blogg. Lo hago esta vez porqué necesitaba , como el aire, saber que lo que decía llegaba a alguien. Muchas gracias. Es usted muy amable conmigo.
Un hecho inédito e histórico, el editor respondiendo a los comentarios…
De Dulce Pontes me encanta Canción de mar, banda sonora por cierto de Las dos caras de la verdad, protagonozada por R. Geere.