cenizas

Leo en la páginas de relleno del periódico que van a llevar las cenizas de alguién a la luna. Crece la leyenda. Tras el socio del Betis que no podía llevar a su padre al Benito Villamarín por que no le dejaban pasar la urna metálica y tuvo que optar por un tetrabrik, me cuenta un amigo que al ir a esparcir los restos calcinados de su padre en el mar de Mallorca hubo un golpe de viento y estuvo quitándose de encima a su progenitor en medio de las carcajadas un poco histéricas ( que menos ) de sus hermanos. Otro amigo me cuenta que vió como el perro de la familia meó a gusto sobre lo que quedaba de su amo y para terminar, de momento, un entrañabale conocido no sabe como decirle a su hermano que quite del medio lo que queda de su madre a la que ha puesto una banda y una foto ampliada porque no logra planchar con semejante barullo de emociones.
¿ Que hay detrás de tanta necedad y tanto lio ?. Para el editor dos cosas. Una evidente y otra hipotética que suele ser la base de cualquier relato que se precie. La evidente es que la iglesia hace mejor estas cosas y hay que dar al cesar lo que es del cesar y dejar de casarse por lo civil, porque los alcaldes suelen ser mas pesados que los parrócos aunque cueste creerlo.
La hipotésis que yo barajo es la de que en esta «ciudad» de adolescentes eternos nadie quiere aceptar que las cosas terminan, que la muerte existe, que hay que dejar hacer su tarea al tiempo, que hay que dejar de viajar porque lo importante es aprender a estarse quieto, que las cremas no quitan las arrugas del alma y que solo el corazón es capaz de mantener la temperatura del alma. Que hay que ser otro para los otros, la gran lección que dice Mario Conde que ha aprendido en la cárcel . ¿ Me entienden ?. Pues agradecido.

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