» La tarea del autor, en la medida en que ella tiene sentido para los otros, es la fundación de una tierra natal espiritual, de una morada espiritual. La obra, entonces se impone al mundo de una manera mucho más honda y duradera que todo saber, que toda política. Así como la seguridad de un lugar, su condición de habitable, en quién reposa es en el héroe, así el autor es el que consigue que reconozcamos ese lugar, que lo recordemos: que se convierta en tierra natal para el lector».
He vuelto a leer, terminado, listo ya, el libro del comandante Bustamante que presentamos el viernes. Creo que el autor ha logrado transmitir el lugar que conoció. Ahora sé que tengo otro lugar, otro hermoso lugar poblado de sus gentes para refugiarme de las duras ofensas que de vez en cuando nos deja caer como viejas bombas asesinas nuestro propio tiempo. Cuando se instalen de nuevo las inclemencias habrá otro puerto más donde ponerse al abrigo.
Y luego alguno seguirá preguntando para que sirve la literatura.