Vuelvo a la normalidad que es la casa de los grandes. » Lo único heróico es ser normal «, ya se ha dicho. Me acurruco aquí, en mi rincón, soñando con no viajar, estarme quieto, oler el mundo, ir las mañanas de los domingos al campo y leer cosas de Cervantes. Reniego con los proyectos que tengan que ver con las agencias, quiero vivir con 20 euros semanales para mis gastos y que los bares se busquen la vida entre los que no pueden aguantar la soledad ni el silencio. » Soy un rendido», también se ha dicho.
El libro de Quijano sobre vida y política está terminado. Habita ahora en las grandes praderas del maquetador, después irá a la imprenta y se presentará el 23 de marzo. Todo en orden. A esperar, y ver que pasa. Guarda, como las ballenas, muchas esperanzas en su vientre.
Por lo demás, calma. Una mañana de caramelo bajando por las laderas de Mucientes mientras saltaban liebres y conejos. Sin noticias de las perdices, mis parejas preferidas. Nunca conocí un andar tan garboso. Solo los matrimonios elegantes, que tenían el paseo como arte principal, pudieron llegar tan lejos.