Enero

Mi amigo Jesús Velasco me recuerda mis obligaciones para con el blogg en una época en la que bastante tengo con mi cuerpo, como para andar con hostias. Le hago caso porqué me da gusto encontrarme con otros por este medio tan original como esplendido. «Una bella catástrofe», que dijo el arquitecto.
Me apoyo en la relectura de Plá en un libro de cabecera que lleva por título » Las Horas «. Nadie ha hablado sobre el viento como Plá. Pocos han puestos adjetivos tan precisos a las cosas del campo como aquel caballero comedor y bebedor de la vida y de lo otro. Plá habla de la luz de Enero, de la luna, de los primeros soles y de los almendros que son uno de los regalos mas emocionantes del año. Releo a Plá mientras espero mi turno en una sala de hospital donde ponen para animar los programas rosas de la tele. Una compañera de infortunios se asoma por encima para ver el título y no se sí porqué lo ve, o porque no puede, hace un gesto vago como de ir sobrada que yo interpreto de ignorancia máxima y de desprecio por los señores ( que asco ) que leen estas cosas. Hago un alto y sonrio un poco mirando al televisor para hacer algo. Luego vuelvo al texto y me encuentro al otro Pla , al que complementa al poeta, al payes pasando el invierno al calor de la cocina. Mas Plá, años cincuenta. Les dejo con la cita. Me llaman. Es mi turno:

» Se trata de pasar la mayor cantidad de horas posibles frente a la lumbre y en actitud meditativa: meditando el problema esencial de la vida, que es el de tener algún dinero con el menor esfuerzo posible, o por lo menos con un esfuerzo plausible. Por la indiscreción que acabo de cometer, pido perdón a las personas finas y distinguidas «.

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