Werner Arber, el premio Nobel de Medicina, acaba de decir algo, sacado de su propia experiencia, que me resulta especialmente cercano :
» Una maravilla la perfección de la naturaleza. Me he pasado la vida intentando captar su lógica y persuadido de que hay algo fantástico e inalcanzable que mantiene la armonía del mundo».
José María Castillo, el teólogo español quizás más cerca de la hoguera, ha dicho también , hace un suspiro, que es vano el intento de hablar de Dios, de intentar alcanzarlo, nombrarlo, atajar sus destellos. Ha dicho que solamente desde la experiencia del otro tenmemos alguna oportunidad de entrar en contacto.
Unos y otros. Lucha y contemplación. Colina de Taizé amaneciendo, mientras los cánticos de la comunidad y de sus acompañantes agradecen los primeros olores de primavera.
El resto , polvo sin rumbo. Negación absoluta del razonamiento . Inútil basurero de cigueñas.