La Coral significó en su momento un islote en la vida cultural de la ciudad y una posibilidad de socialización en el erial de los primeros años del franquismo. Los nombres de Carlos Barrasa y Pedro Aizpurua aún resuenan entre nosotros junto a los grandes temas de su repertorio. Los viajes a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional, provincial y local, sus actuaciones en Roma y Viena, el apoyo de su masa leal y variopinta de seguidores y amigos, conforman el legado.
Ha sido un verdadero placer ayudar a que este proyecto se convirtiera en un libro.
Como siempre, será un placer sentirnos acompañados.