Rumbo al buen tiempo. En medio del temporal, en el corazón de la crisis, acuciado por el presupuesto del dentista, si se tiene costumbre, puede escuchras en estos días, los primeros sonidos del viento que nos llevara hasta las playas del buen tiempo. Pequeños mensajes, frágiles pizzini que hablan de la vida que espera cruzando al otro lado. Un libro, un concierto, un vino, un paseo con las primeras horas del día.
Es gala de los capitanes intrépidos, no perder un solo golpe del viento que nos favorece, largar toda la lona que se pueda y aunque solpe noroeste y no se vea la costa, deslizarse sobre la olas en medio de la noche y buscar el puerto del sol para quedarse allí, al pairo, mientras nos mecen los recuerdos.
Dentro de un par de semanas floreceran los almendros, luego algunos frutales. Pronto el olor a azahar se esparcirá sobre la tierra del sur. La nuestra.
Ahora mismo, como siempre, el mundo se divide entre los que creen en esto ( en definitiva un milagro ) y los que están enfadados con el mundo. Incluso los que sufren son mas proclives al rumor del viento. Los otros, ya sabe, todavía siguen apostando por la muerte.