Andamos ahora en los inicios de un libro de relatos sobre los animales y su capacidad para acercarnos a los territorios más íntimos de nuestro ser y estar. En el alborozo del proyecto hablo con unos y con otros y recibo las respuestas de contento y simpatía de los invitados.
Ayer comí con Manuel Espina uno de los psicoanalistas con más sentido común del patio y me dijo cosas magníficas sobre esta relación tan especial como intensa. El y Jesús Quinao harán las notas introductorias. Fumados y con cognac francés en sitio de confianza me fue diciendo:
» Los animales tiene algo que a nosotros nos falta. Saben cuidar de sus crías sin que nadie les enseñe, tiene instintos en vez de deseo; están en la realidad más originaria. Desconocen la muerte. Ese tipo de cosas es la que nos produce un honda inquietud y tantas veces miedo en su presencia. Nos conmueve sus lealtad y su compromiso para con nosotros y llegan a tener depresiones por nuestra falta que se curan con las mismas pastillas a las que nosotros acudimos. Tiene otra forma de llegar que nos deja perplejos.»
Entorna un poco los ojillos y me dice: te contaré algo. A fin de cuentas ese es el origen del psicoanalis.
» Una vez tuve una gata tan inquietante como cariñosa que era capaz de dejar de comer cuando yo llegaba a casa por estar conmigo y que la acaricara. En una de sus camadas fui a verla al rincón del parto y cogí sus cachorros de un en uno mientras me miraba entre arrobada y suplicante. A los pocos días, al abrir la puerta del jardín me la encontré allí quieta, mirándome , con sus hijitos colocados en perfecto orden, delante de ella; entre ella y yo. Los miró con firmeza y luego a mí. No tuve ninguna duda de lo que quería. Nunca he visto pedir a nadie con mayor dignidad ni eficacia. Desde el día siguiente aumente la cantidad de comidad y coloqué un par de cuencos más de leche. Punto y final , pensé para mi mismo. «
Si una de la obligaciones esenciales de nuestro comportamiento moral es ser otro para los otros, los animales resultan uno de los otros más ricos y singulares. En su espejo nos vertebrados y vemos la realidad de nuestro propio cuerpo.
Será un libro bonito. Estoy seguro.
Bonito tema para un libro de relatos.